domingo, 18 de mayo de 2014

Todo lo que tenías que haber vivido entre mis piernas. Ana Barrero y Mauro Colomina.

 Este es un texto que encontré divagando y se convirtió en uno de mis favoritos. No he buscado información extra acerca de los autores, ni siquiera sé con certeza si son ellos realmente los que crearon este precioso proyecto (no sé qué nombre darle). Lo publico aquí porque me gusta y porque espero que a vosotros (si es que hay algún vosotros) os enamore igual que lo hizo conmigo:


Escribir a medias es algo así como compartir un poco el corazón.

Es como dividir la tristeza y ponerla encima de la mesa para que sepa un poco mejor.

Y con él ha sido como pedir una pizza y partirla por la mitad o bebernos una botella entera de vino, a kilómetros, pero juntos.

Nos ha quedado algo precioso y menos mal que ha venido a salvarme el domingo con su voz y un poco de poesía a medias.

Ahí va:

Lo más bonito de tu ropa era el momento en el que te la quitabas, la esparcías por la habitación y lo llenabas todo de amor.

Y lo peor de que llegaras era que después te ibas.

Y lo peor de que te fueras es que no volvieras, y yo me quedase sin lo que más me gustaba de mí, el contigo.

Cómo no te iba a querer si sacabas lo peor de mí para poner lo mejor de ti.

Solo me quedaba coserme la boca para no pedirte una noche más y tener que jurarte que me quedaría contigo en esa habitación empañando los cristales para dibujarte corazones.

Querernos más que menos y dolernos menos que más.

Despedirnos de la violencia del adiós y gritarnos en silencio que ya no hay guerras que luchar porque las cortinas están cerradas y estás dentro de mí.

Sospechábamos del tiempo que nos miraba de reojo y sonriendo y dudábamos de que los kilómetros al final supusieran el final; pero allí dentro, de mí, estábamos como en casa.

Como en una utopía permanente de cielos claros y soles de verano.

Tu voz era mi abrigo; tus ojos la casualidad más bonita de mi vida.

Pero lo peor de que llegaras era que después te ibas.

Y lo peor de que te fueras es que no volvieras.

Y que yo me enamorara hasta de tus miedos, que me jugara mi sonrisa contra el destino y que no me importara perderla en un cara o cruz.

Porque siempre fuiste eso: un cara o cruz; una caricia o un portazo; un pares o nones poniendo mi corazón en juego y mi mano sobre el fuego.

Y perderlo todo.

Y continuar sangrando aún sabiendo que no tengo ni una maldita excusa para quedarme a tu lado, ni un jodido perdón por tu parte,

Y darme cuenta de que uno más uno no era igual a nosotros.

Y que por perderte me haya perdido a mí, no te lo perdono;

No te perdono haberme empujado a quererte sin remedio y a saltar por un precipicio aún sabiendo que no llevaba paracaídas.

Te habría follado a poesía hasta quedarme sin palabras, pero ya me ves; ahora solo sé escribirte y poner un punto y final a algo que ojalá no hubiera terminado nunca.

No me quedan fuerzas,

ni ganas,

ni lágrimas para decirte adiós;

solo voy a escribir todo lo que deberías haber vivido entre mis piernas para que te des cuenta del mundo que te has perdido.

Nuestra primera vez, y espero que no la última.
Un poema a medias es más poema, os lo digo yo.

Tengo un gracias que no me cabe en la boca.


sábado, 17 de mayo de 2014

Comenzando un blog (quizás muriendo en el intento)

Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.
Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.
Empiezo una nueva locura, no sé qué tal saldrá esto, pero aquí estoy intentándolo, como una más. La verdad es que siempre me ha llamando la atención esto de escribir un blog-diario, pero nunca tuve la suficiente seguridad como para saber al 110% que iba a ser contante con esto, ni si quiera tengo la certeza de que vaya a serlo ahora. No sé cómo saldrá esta aventura, pero me he propuesto llevarla acabo y aquí estoy: sentada delante del ordenador de la casa de mis abuelos sin tener ni la más mínima idea de lo qué estoy escribiendo.
Sé que los comienzos siempre son difíciles y más si partes de cero, como yo, pero intentaré dar el blog a conocer lo más posible. De todos modos, si he decidido comenzar con este pequeño diario es para desahogarme y poder practicar la escritura. No seré muy buena (estoy empezando), pero plasmo lo mejor que puedo y espero que pueda llegar a considerarse algo. Quizás debería comenzar a contar algo de mi, pero prefiero dejarlo para la siguiente entrada. No me queda mucho más que decir, a parte de desearme suerte o mucha mierda, no sé si considerarme una artista o no.